Por los
años de 1605. Es toda una leyenda de
hidalguía,
Un célebre
personaje se inició, con fina redacción al aportar:
con sentido de humorismo En
historia del Quijote las porfías
don
Miguel de Cervantes lo creó. de su mente sensible y
perspicaz.
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Los
molinos fueron la amenaza Su noble
Rocinante sin tardanza
del
Quijote, y a enfrentarlos cabalgó, partía a
acompañarlo en su misión,
en un
asno lo seguía Sancho Panza mas no
supo de miel, ni sal ni alfalfa,
y cabalgaba Dulcinea en su corazón. ni comió caña a la sombra
de un galpón.
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De
armadura al frente iba su vida, Emprendió
decidido los caminos,
y a
pesar de que en las luchas fracasó, con su sueño, su escudero y
su ambición,
en su afán
por combatir correr sentía su gesta
es conocida por los molinos
en su sangre la fuerza del valor. que golpearon su orgullo y
a su honor.
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Atacaba
con fuerza al enemigo, Pero nunca desistió ante el
fracaso,
pero no
lograba la intención ni su escudo se opacó al ponerse
el sol,
de parar
las aspas del molino siempre
tuvo por fortuna su pegaso…
y acabar
así al invasor. Un jamelgo que sin alas
bien voló.
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Fueron
muchas sus luchas derrotadas, Continuó
afrontando los fracasos,
aun así arremetía
con decisión. con su
noble Rocinante batalló.
El
fracaso más coraje le sacaba En el campo,
vencido por el cansancio,
y volvía a luchar con gran ardor. Sancho
Panza le prestaba su atención.
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Contó luchas,
en las cuales él decía Con el
tiempo, cansado don Quijote,
que era
el héroe en aquella situación, al
caballo del cabestro lo llevó.
y de
pronto los molinos lo volvían Su
escudero siempre cual soporte,
a la
cruda realidad de la ilusión. fiel y
firme a su lado continuó.
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Sancho
era su amigo, y bien sabía Sus
batallas eran largas narrativas
que el
Quijote contaba esta versión: a las cuales ponía mucha emoción.
Que en
las noches Dulcinea lo veía, Por el flujo de frases concebidas,
y
corrían por la pradera con amor. en su mente, con imaginación.
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Y
llevando su nobleza por la vida, Duramente
a los molinos atacaba,
como
loco la historia lo tildó. con su
lanza, su escudo y su vigor,
Bajo el
yelmo protegía su inventiva, en los campos Rocinante se
cansaba
y tras el peto a un valiente soñador. y Sancho Panza mermaba su
atención.
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Continuó
recorriendo los caminos, Los más justos aplaudieron
su hidalguía,
pero el
viento nunca estuvo a su favor. en su
locura las batallas las ganó.
Su
jamelgo lo acercaba al destino Su existencia es preciosa fantasía…
donde habría de entregar su corazón. Y
Cervantes el hidalgo creador.
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