Tenía la mirada distanciada.
Sus pétalos el tiempo había besado.
La flor que abrió en una madrugada,
lo hermoso había dejado en el pasado.
Y ya marchita, ajada y silenciosa…
Se miró al espejo, con agrado.
Y preguntó con voz dulce y graciosa:
“¿Quién es esa viejita, me ha mirado?”
No hay comentarios:
Publicar un comentario